¿Por qué el ajedrez es un juego?

“La práctica regular del juego de ajedrez estimula la disciplina de sus
jugadores; los cuales tienden a ser más organizados, estructurados,
puntuales, respetuosos y menos propensos a caer en malos hábitos; por lo
que esta conducta puede convertirse en factor de desarrollo personal”.


El ajedrez es un juego porque reúne una serie de requisitos propios d ellos juegos.Por ejemplo: es una actividad voluntaria, tiene un fin determinado, presenta límites, es reglado, modela el carácter, estimula habilidades cognitivas y refuerza valores.

Es una actividad voluntaria
El juego ha surgido de manera universal. Está presente en todos los seres humanos y por tanto en todas las culturas y en la expresión de todos los niños de desarrollo normal. En cada civilización y lugar los niños juegan tan pronto como se les presenta la oportunidad, haciéndolo de una manera totalmente natural y voluntaria.

Es parte de sus vidas y quizás es una de las pocas cosas en las que pueden decidir por sí mismos. En este sentido, en tanto juego, el ajedrez es un acto voluntario, desinteresado e intrascendente.

Presenta un fin determinado
El jugar al ajedrez es en el cual el sujeto se divierte y obtiene placer como consecuencia de su práctica. Esto implica que el mismo está relacionado con el bienestar psicológico por lo que tiende a reducir los riesgos de sufrir algunos problemas de salud -tanto físicos como mentales- tales como los estados de tensión y ansiedad.

Tiene límites
El juego de ajedrez se expresa en un momento, contexto y lugar específicos. Además, mientras se desarrolla, el jugador está regido por ciertas normas diferentes a las cotidianas. El respeto por las normas y objetivos es fundamental para el desarrollo y la integración social.

Es reglado

El orden interno, propio del ajedrez, está organizado en torno a una serie de acciones que determinan un conjunto de reglas explícitas; lo que genera una realidad distinta de la cotidiana. A su vez, el reconocimiento de las normas, contribuye con el desarrollo del autocontrol en sus practicantes.

Modela el carácter
El juego es un factor de desarrollo de la persona al convertirse en un estilo de vida que conduce al individuo a hacer de su vocación y, en no pocos casos, su profesión. En este sentido, la práctica regular del juego de ajedrez estimula la disciplina de sus jugadores; los cuales tienden a ser más organizados, estructurados, puntuales, respetuosos y menos propensos a caer en malos hábitos; por lo que esta conducta puede convertirse en factor de desarrollo personal.

Estimula las habilidades cognitivas
Una de las características más resaltantes del juego de ajedrez y con amplias aplicaciones pedagógicas es la relacionada con la estimulación que esta actividad ejerce sobre la expresión de ciertas habilidades cognitivas. Importantes investigaciones sugieren que el juego del ajedrez facilita el desarrollo de habilidades blandas como la imaginación, la creatividad y la capacidad para la planificación y resolución de problemas.

Promueve valores
El juego es una herramienta apropiada para enseñar a todos, pero en particular a los más jóvenes, valores y virtudes como justicia, lealtad, superación, convivencia, respeto, compañerismo, trabajo en equipo, disciplina, responsabilidad y tolerancia.

El juego es un factor de desarrollo de la persona al convertirse en un estilo de vida que conduce al individuo a hacer de su vocación y, en no pocos casos, su profesión.

En este sentido, la práctica regular del juego de ajedrez y debido a su fuerte carácter social, estimula la disciplina de sus jugadores; los cuales tienden a ser más organizados, estructurados, puntuales, respetuosos y menos propensos a caer en malos hábitos; por lo que esta conducta puede convertirse en factor de desarrollo personal.

Ejerce una función terapéutica

El valor terapéutico del ajedrez no se encuentra solamente en el placer de la diversión propiamente dicha, sino también en su capacidad de funcionar como un elemento liberador de tensiones y energía retenidas.

Así mismo, se observa que los niños que practican el ajedrez suelen tienden a mostrar una mayor autoestima, sufren menos depresión y ansiedad. Adicionalmente esta actividad contribuye con la convivencia al obligar al jugador a trabajar en equipo, a colaborar con otros y a aprender que la fuerza está en la unión de muchos.

Finalmente, el juego de ajedrez actúa como una terapia no farmacológica efectiva para reducir el estrés, los trastornos del sueño, depresión, ansiedad y otras alteraciones que surgen a lo largo de la vida.

Por Dr. Uvencio Blanco Hernández
Comisión de Ajedrez y Educación FIDE

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *