La escuela, forjadora de nuevos ciudadanos

“Algunos sistemas educativos están generando escolares que rara vez usan
las habilidades de pensamiento crítico para resolver problemas de tipo
académico, del mundo real o de la vida cotidiana”.

La escuela promueve valores
Para aproximarnos a una respuesta adecuada, tendríamos entonces que plantearnos otras interrogantes; entre ellas, ¿cuáles son los fines de la educación?
Esta pregunta es pertinente hacerla, porque nos interesa reforzar o descubrir los enlaces existentes entre el ajedrez, en tanto herramienta educativa, y el vasto dominio en la cual la misma será aplicada: la educación.

Por eso, es importante aclarar esta relación; entendiendo que, en principio, la escuela es una institución formadora de futuros ciudadanos; acción que no ejerce
sola, sino que la comparte con el hogar porque estimula y refuerza dicha formación. Esto implica un proceso de hacer consciente la existencia de nuevos conocimientos, ideas y experiencias.

Luego, llevarlos a la mente en la cual se elaborarán juicios críticos, acciones y decisiones a tomar, en pro de un mayor bienestar del individuo.
Pero, sobre todo, el ejercicio de la educación transmite y fortalece valores y, entre ellos está el estudio, el trabajo, la tolerancia, la responsabilidad, la sabiduría y la verdad, entre otros.

Es tan importante este fin, relativo a la formación de valores, que todas las constituciones del mundo lo contemplan. Por ejemplo, la de la República Argentina
establece en su Artículo 3o.

“La educación es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional,
profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico”

Por su parte, la Constitución del Reino de España, en su artículo 27, instituye:

“Todos tienen el derecho a la educación y se reconoce la libertad de enseñanza la educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la
personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales los poderes públicos
garantizan el derecho que asiste a los padres para que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones
la enseñanza básica es obligatoria y gratuita los poderes públicos garantizan el derecho de todos a la educación, mediante una programación general de
la enseñanza, con participación efectiva de todos los sectores…”

Sistemas educativos que no enseñan a pensar
Y, así en general, palabras más o palabras menos, las diferentes cartas magnas insisten en los mismos contenidos: democracia, derechos, valores, libertad de
pensamiento, etc. Sin embargo, cuando vamos a los hechos, podemos observar que algunos sistemas educativos no están educando para la formación de niños
capaces de enfrentar los retos propios de la sociedad de principios del S. XXI. Estos sistemas están generando escolares que rara vez usan las habilidades de
pensamiento crítico para resolver problemas de tipo académico, del mundo real O de la vida cotidiana.

En este sentido, vale recordar que hace más de 250 años, Benjamín Franklin, uno de los padres fundadores de la unión americana, afirmo que
“Muchas cualidades valiosas de la mente pueden ser adquiridas y fortalecidas con el ajedrez”

Por lo tanto, hay autores que proponen que los planes de estudio deben ser revisados para permitir a los escolares “aprender a pensar”. Y lo hacen sobre la base de que el juego de ajedrez posee una estrategia pedagógica apropiada, que puede estimular sostenidamente, el pensamiento crítico en los escolares.

Al hablar de pensamiento crítico, nos estamos refiriendo –precisamente- a una de las
habilidades más valoradas por la educación.

En términos generales, “pensamiento crítico” implica la realización de un ejercicio de duda e interrogatorio permanente; de expresión de incertidumbre sobre juicios, dogmas, estereotipos, afirmaciones y axiomas absolutos, que están presentes en nuestro entorno como, por ejemplo, los estereotipos y las llamadas “fakes news” o falsas noticias. Con una posición crítica, el individuo intenta tener una idea justificada de la realidad y no
aceptar ciegamente lo que otros le digan o informen.

Es por esto y otras cualidades, que el pensamiento crítico es un objetivo educativo ampliamente aceptado en la mayoría de los sistemas educativos, sobre la base del respeto a la dignidad humana, la autonomía y la preparación de los estudiantes; para el desempeño
de una ciudadanía exitosa.

En la obra “Sistema Instruccional de Ajedrez” (1995), afirmamos que el ingreso del ajedrez en la escuela se justificaba porque, entre otros criterios, el ajedrez,
“Estimula el desarrollo de habilidades cognitivas tales como: atención, memoria, inteligencia, pensamiento lógico – matemático, pensamiento crítico, etc.
capacidades fundamentales para la evolución ulterior del individuo”

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